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Después de su fundación en 1696, el Pazo O Rial comenzó su etapa como establecimiento turístico en 1984, tras varios años de reformas que sirvieron para recuperar este edificio monumental de su completo abandono. Se hizo una nueva construcción de las 4 plantas de la mayoría de las habitaciones y, en 1986, reabrió sus puertas como hotel.

Desde entonces, se han ido sucediendo las obras de mejora para actualizar los servicios y satisfacer las necesidades del cliente más exigente sin perder un ápice de su encanto barroco original.

Su ubicación es idónea para quienes buscan alojarse en un enclave de gran tranquilidad y a su vez cercanía a todos los puntos de interés tanto de la costa como del interior de Galicia e incluso del norte de Portugal
 

Un Hotel con mucha historia

El término pazo proviene del latín palatium (palacio). Los pazos gallegos son antiguas casas señoriales de traza noble, de uso residencial y agrícola, que alcanzaron su esplendor entre los años 1650 y 1850. O Rial no es solo uno de los pazos más bellos del Valle de O Salnés, sino de toda la geografía gallega. Fue fundado en 1696 por Don Juan Antonio Mariño de Lobeira, último propietario de la torre y fortaleza de Lobeira. De hecho, la piedra y los sillares que se emplearon en la construcción de este Pazo proceden de esta. O Rial está declarado Bien de Interés Cultural con la Categoría de Hotel-Monumento Histórico Artístico, razón por la que figura en todas las guías de Galicia, así como en obras referentes a la arquitectura barroca de España.

Sus orígenes se remontan al siglo XVII, si bien se deduce que existió una construcción anterior –probablemente medieval– a juzgar por los signos lapidarios que presentan algunos de los sillares del actual edificio.
 

 

Además de a Don Juan Antonio Mariño de Lobeira, el Pazo O Rial perteneció también a los dueños del Pazo de Rubiáns, los Ozores. Fueron el nexo de unión de ambos pazos, por ello no resulta ilógico pensar que los Mariño de Lobeira que aparecen representados en los escudos del Pazo O Rial procediesen de Clara de Caamaño y Mendoza –hija de García de Caamaño “O Alto”, fundador de uno de los mayorazgos de la Casa de Rubiáns– y de su esposo, Pedro Álvarez Mariño de Lobeira, señor de la casa de A Serra de Outes (la más importante que este linaje tuvo en Galicia). La confluencia de las propiedades de Rubiáns y O Rial tuvo lugar en 1815, año en que se falló un pleito cuya sentencia adjudicaba a José Ramón Ozores Calo Romero la casa de Rubiáns y su señorío –con la Grandeza de España de 1ª clase–. Calo Romero, señor del pazo de O Rial, fue descendiente de los García de Caamaño que habían señoreado Rubiáns.

Los escudos existentes a lo largo del Pazo representan las armas de los linajes, entre otros, de los Valladares, los Avalle, los Sarmiento, los Ozores o los Sotomayor. Pese a ello, el protagonismo heráldico recae en las ondas y la sirena mitológicas que, junto a los lobos y la estrella, testimonian el rango preferente que han ocupado en O Rial los Mariño de Lobeira, un apellido compuesto que es resultado de la conjunción de dos históricos linajes gallegos de orígenes legendarios. Hay que significar el escudo que campea en lo alto de la torre derecha, que suponemos mandó esculpir José Ramón Ozores Calo Romero, ya que en sus cuarteles conviven los distintivos de sus apellidos con la cruz santiaguista y simbología jacobea.

Su caracterización se encuadra en una traza muy genérica de cuerpo central flanqueado por dos torres, un modelo arquitectónico que armoniza los elementos prácticos y los de uso meramente decorativo. De esta combinación surge un edificio de gran pureza en el que son notables su simetría, equilibrio y estética. Tan solo la capilla rompe la armonía del conjunto, pues impide una panorámica completa de la fachada del pazo con su emplazamiento tan próximo a la torre izquierda.

Puertas y ventanas, elocuentes labras heráldicas, balconadas sostenidas por sólidos “canzorros”, cornisas molduradas, agresivas gárgolas, pródigo almenaje, esbeltas chimeneas… Todos estos detalles se caracterizan por un evidente alarde artístico que refleja la habilidad de nuestros canteros en el cincelado del granito del país, cuya dureza logran siempre domeñar.

El Pazo O Rial ha sido objeto de numerosas menciones en libros y prensa escrita. En ‘La Geografía General del Reino de Galicia’, obra publicada a finales de los años 30, Ángel del Castillo dedica unas líneas a este pazo –a la sazón proiedad del marqués de Aranda-, al que el autor llama Palacio del Rial, “cuyo largo caserón ofrécese almenado, siendo las dos torres que lo encuadran, de planta rectangular, coronadas igualmente de almenaje, con balcones de balaustres en los frentes, todo ello, aunque sencillo, bastante arquitectónico y de gran aspecto señorial”.

En la misma década ya se había ocupado de él Xavier Ozores en un artículo publicado en el Faro de Vigo, donde se podía leer: “Por su traza, amplias proporciones y típica arquitectura es uno de los más hermosos del País”. Por aquellas fechas (1925) O Rial se hallaba descuidado, situación que se prolongó por más de 50 años y que se transformó en abandono y ruinas, hasta que la familia Ozores decidió venderlo alrededor de marzo de 1979 coincidiendo con la publicación de un artículo en el cual se denunciaba el preocupante estado de conservación en que se encontraba el pazo: “Recientemente la familia Ozores vendió su propiedad y dado el aprovechamiento urbanístico que, al parecer, se dará a la finca, es el momento oportuno de imponer, por el Ayuntamiento, la restauración del mismo. Lástima que se haya perdido la arboleda que lo circunbalaba, desaparición que motivó un magnífico artículo de D. Domingo Quiroga en la Voz de Galicia”. Y en el párrafo siguiente se decía: “Los Amigos de los Pazos han intervenido, con reiteración, ante el Ministro de Cultura, Diputación Provincial, Delegado del indicado Ministerio y Alcalde de Vilagarcía, por estimar que la conservación y restauración del Rial es una defensa justa del Patrimonio Artístico de Galicia”.

Afortunadamente, el pazo fue restaurado y acondicionado para, respetando su original estructura –por desgracia no se siguió el mismo criterio con el bosque inmediato–, ser convertido en Hotel **** dotado de todas las comodidades. O Rial ha sido uno de los pazos pioneros en su conversión como establecimiento hostelero.

 
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